Crías de periquito en manos de Carla

Corría el año 2007 cuando llegó a nuestra casa la primera mascota: Mozart. Un precioso perro con rasgos de border collie, aunque su madre era un Bichón Maltés. Qué cosas tan extrañas salen en los cruces, jajajajaja. 

Al poco de estar con nosotros decidimos tomarnos unas vacaciones cruzando el charco, y ahí vino un problema: ¿qué hacemos con Mozart? Probamos a dejarlo en una guardería canina de la ciudad, pero sucedió lo inevitable: se nos chafaron las vacaciones. Todo el día lo pasábamos pensando en nuestro querido perrito: ¿estará bien? ¿lo estarán cuidando como se merece? ¿lo dejarán salir a trotar? Buffff; creo que fue la única vez en nuestra vida que estábamos deseando acabar las vacaciones. Qué alegría nos llevamos al volver a casa. 

Fruto de esa experiencia comprendimos lo mal que se siente cuando uno se separa de su mascota; y ya nunca más lo volvimos hacer. Desde ese momento cambiamos nuestro modo de viajar y comenzamos a hacerlo alquilando autocaravanas, para que pudiéramos ir todos juntos. Perritos incluidos,  claro está. Ah, se me me olvidó decir que después de Mozart vino Candela (su hija) y luego Laika, que es la que nos queda a día de hoy. 

Por el medio hubo muchas más mascotas en esta casa. Repasemos:

– Hamsters: vivían en dos grandes terrarios conectados por unas tuberías, y se pasaban el día yendo de uno a otro. Tenían sus ruedas y sus juguetes, como no podía ser de otro modo. 

– Un conejo: supercariñoso; le encantaba dormir sobre el pecho de Caty. 

– Dos gatos: el segundo de ellos de acogida. Estaba perdido, subido en una rama de un árbol, y nuestra hija lo rescató y lo trajo para casa. La verdad es que se armó un lío gordo, porque no se llevaban bien entre sí y cada quien andaba por una parte de la casa. Cuando se cruzaban…. aquello metía miedo, jajajajaja. 

– Peces: comenzamos con un pequeño estanque exterior, que luego cambió de sitio y se amplió, y acabó siendo lo que hoy podéis ver en el fondo del jardín. Allí siguen aquellos peces del principio, y a veces aparecen libélulas y otra fauna de ese ecosistema. Un día os hablaré de esto. 

– Periquitos: ubicados en un aviario que todavía se puede ver a día de hoy, aunque pronto lo sacaremos. Ya hace tiempo que los tuvimos que regalar porque esta nueva etapa no permitía atenderlos correctamente. En la foto que acompaña este post pode´is ver a dos crías, de las muchas que tuvimos. Llegamos a tener hasta 23 ejemplares. 

– Tortugas: durante un breve periodo de tiempo las tuvimos en acogida. Se les creó un espacio exterior vallado, en donde tenían su charca y arena de playa. 

– Perros; no podían faltar. Son los tres que ya mencionamos al inicio, Mozart, Candela y Laika. Dos de ellos ya están en el cielo y no hablaré de ellos por no acabar con los ojos llenos de lágrimas. 

Con toda esta historia detrás… ¿se entiende ahora que seamos una casa amigable con las mascotas? Sería incoherente que personas tan amantes de los animales rechazaran acogerlas en su casa. 

Hasta la siguiente historia, amigos. 

Juanjo – Caty

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